Ayer salí de madrugada a Washington DC, con dos amigos fotógrafos, Ian y Andrea, para tomar fotos del amanecer, en el cherry blossom festival. La primavera está iniciando, y los cerezos están en su punto máximo de florecimiento.
A las 6 a.m. ya habían varios fotógrafos en la zona, algunos profesionales, algunos principiantes. Es curioso que a esas horas, de noche, algunos fotógrafos disparaban sus flash para tomar una fotografía de un monumento ubicado a varios metros de distancia. Nosotro nos intentamos ubicar bien, pero creo que nos faltó tiempo para llegar a un punto apropiado. Sin embargo, logramos obtener un par de fotos bonitas del amanecer.
El día iba a estar hermoso según los pronósticos, pero se tornó nublado. Cuando el cielo está cubierto por nubes se baja considerablemente el contraste de los colores, y es complicado lograr buenas exposiciones si se está usando el exposímetro de la cámara, pues el cielo es totalmente blanco y brillante, y la cámara compensa ese brillo cerrando el diafragma más de la cuenta, o aumentando más la velocidad de obturacion, dando como resultado fotos oscuras.
No estuve muy inspirado, tal vez porque esperaba un cielo azul que contrastara con las flores de los cerezos y las magnolias, sin embargo, me animé con el tiempo y me dediqué a capturar algunos detalles en vez de enfocarme en los monumentos o en el paisaje.





























Después de cumplir con todos los rigores de sanidad, ingresé al quirófano. La luz era interesante, dos potentes lámparas iluminaban desde arriba todo el salón. Lo único malo en ese momento era que no tenía suficiente espacio para trabajar con mi lente de 50mm, f1.4.















