Soy un ferviente opositor del uso del flash que viene con la cámara. Estamos acostumbrados a ver las cosas iluminadas desde arriba (el sol, los bombillos), por eso el flash que tienen nuestras cámaras imprimen facciones antinaturales.
Soy terco, me niego a usar el flash, y por esa terquedad he quedado mal en muchas ocasiones con amigos (en especial, el grupo La Fábrica) que confían en mí y me convidan a conciertos o eventos como fotógrafo, pues por lo general estos lugares carecen de buena iluminación, y es difícil obtener buenas fotografías si no se tiene un lente adecuado.
Recientemente me contactaron de una publicación boliviana, que necesitaban fotografías del doctor Eduardo Bolaños y su grupo de colaboradores. Las fotografías debían hacerse un día específico a una hora determinada, los requerimientos de las fotos entregados por mis clientes sugerían realizar tomas del grupo de médicos discutiendo un caso, en un consultorio, y fotos individuales del dr. Bolaños, pero para mi sorpresa, terminé realizando las fotografías en el transcurso de una cirugía.
Después de cumplir con todos los rigores de sanidad, ingresé al quirófano. La luz era interesante, dos potentes lámparas iluminaban desde arriba todo el salón. Lo único malo en ese momento era que no tenía suficiente espacio para trabajar con mi lente de 50mm, f1.4.
Las primeras pruebas salieron prometedoras, me sentía confiado con las condiciones del lugar a pesar del espacio, tomé un par de fotos del doctor, revisé la apertura del diafragma, para saber si podía cerrarla un poco más (subir los número f) para que todo el grupo me saliera en foco, y aumenté un poco la sensibilidad (el ISO)… estaba cómodo. Pero la felicidad me duró muy poco. Una vez los doctores estuvieron listos para iniciar con el procedimiento, apagaron aquellas potentes lámparas y el lugar se llenó de una luz débil (para la cámara), plana y aburridora. Continue reading “Cuándo usar el flash de la cámara”